Extraño fenómeno este del veranillo
de San Miguel, efectivamente se cumplen las condiciones estos días para afirmar
que estamos bajo su influencia. Otoño, finales de septiembre, temperaturas más
altas de lo normal para la estación y sin precipitaciones. Y eso que hoy
amaneció bastante nublado hasta final de la mañana cuando se despejó y empezó a
caldearse el ambiente. Casi como en el hemiciclo del Congreso, donde tenía
lugar la primera votación para la investidura del señorito Feijóo a la
presidencia del Gobierno. Sin sorpresas, no ha conseguido los votos necesarios
y aplazan al viernes la segunda votación, esta vez necesitará mayoría simple,
que salvo errores o tránsfugas mediantes, tendrá mismo resultado.
Con estas pinceladas de la primera
parte del día, me interesa comentar y consultaros lo siguiente: - ¿Alguien
alguna vez ha realizado un cambio de compañía de telefonía e internet y ha
salido todo bien a la primera?
No vale decir que yo tengo un
amigo ni conozco a unos vecinos que… lo necesito en primera persona.
¿Contestáis a lo anterior con un sí? En ese caso tengo dos opciones: una es,
fijándome en mí diablillo interior, mandaros a tomar por…. o dos, haciéndolo en
mi angelito interior, muy interior, alegrarme por todos y pediros que me enviéis un autógrafo
por lo afortunados que sois.
Omitiré la compañía en esta
ocasión, puede ser cualquiera, puesto que ya son varios cambios en unos cuantos
años y no recuerdo ninguno, donde todo saliera sin problema alguno. En una
ocasión hasta me querían dejar unos días sin línea telefónica, porque siempre se
pasan la pelota de una a otra para omitir responsabilidades y ninguna daba una
solución. Tampoco creo que sirviera de mucho, la queja-reclamación oficial que
realicé en su momento a la Administración correspondiente.
Esta mañana el instalador de la
nueva compañía, comienza a pasar cable, baja al garaje, sube, re-vuelve a bajar,
re-vuelve a subir, igual que mi mosqueo,
hasta que comenta que parece haber un problema que no es del cable que pone él
sino del cuadro general o algo por el estilo. Los pelos de mi cuerpo se erizan,
la saliva se me atraganta, me contengo por no soltar un mecagoento y compruebo una vez más que para mí estos cambios acaban
siendo un puto infierno. Uno sabe cuándo se mete pero no sabe ni cómo va a
salir de allí. Que sinvivir.
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