martes, 31 de octubre de 2023

¿Truco o trato?

 



Suelo confundir la realidad con la ficción y entremezclo lo vivido a ambos lados del umbral que separa la noche y el día, lo soñado con lo vivido despierto. Por eso las cosas malas las suelo encasillar en el mundo de las pesadillas y las buenas me convenzo de que son las reales.

Esta mañana sin ir más lejos, al despertar y comprobar que era la hora de ir a trabajar no me lo creí y seguí durmiendo un rato más, hasta que el despertador volvió a insistir en recordarme que en verdad debía levantarme para no llegar tarde. Mi confusión volvió cuando al bajar a tomar un café en las televisiones del bar donde suelo ir, reflejaban una imagen como la foto de arriba, una imagen anacrónica, salida de las tinieblas del medievo. Me pellizqué para averiguar si sentía dolor o no. Quizá todavía estaba dormido. Fatalmente casi me arranco un trozo de la carne de mi antebrazo con el consiguiente grito y las miradas atónitas de los presentes.

¿Cómo podía ser real?

El resto del día seguí rumiando la imagen.

¿Y si la señora de la izquierda le estaba diciendo a la joven de blanco: “Repita conmigo: esternocleidomastoideo, supercalifragilisticoespialidoso, tururúmássabeelborriquitoquetú…”?

O le estaba indicando que le señalara en el libro ¿dónde está Wally? (¿Conocéis esos libros de buscar a Wally no?) y todos ahí atentos, con la mirada fija para ver dónde ponía su mano.

O ya puestos, al ser días de difuntos y santos, más de Halloween en esta era de la modernidad, le estaba informando en nombre de todos los españoles (no los de bien, sino los otros) que la monarquía estaba muerta, que sus integrantes eran zombies vivientes y el trato que no el truco eran unas bolsas de caramelos y para casa.



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